El termino FemiMisma surgió de una manera espontánea. Pero me gustó tanto para definirme como me identificaba en referencia al Feminismo. Yo lo interpretaba a mi manera, sin seguir ningún adoctrinamiento. Me dí cuenta de ello, al verbalizarlo en las conversación sobre feminismos, para un trabajo en grupo durante la carrera de Bellas Artes. Esa fue mi aportación al definirme como “Femimisma”. Todas mis compañeras, se sintieron identificadas con ella. Ya que cada una tenía una visión sobre el feminismo y todas ellas eran válidas. Llegamos a la conclusión que había tantos como mujeres.
Estas conversaciones fueron el inicio de un proyecto que se acabaría de completar y coger forma con la lectura de la Doctora antropóloga Mexicana, Marcela Lagarde de los Rios, acabaría de reafirmar ese pensamiento. Los dos libros que reafirmarían mi trayectoria: “Claves feministas para la negociación del amor” y “Los cautiverios de las mujeres: Madresposas, monjas, putas, presas y locas”. El término qué me gustaría remarcar en esta entrada sería la mismidad, justamente era lo que yo planteaba en el debate sobre los feminismos con mis compañeras. Destacar la mismidad que cada ser humano posee, en este caso la mismidad de cada mujer.
La definición de la Real Academia Española :
mismidad.
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Marcela Lagarde, defendía que la sociedad a las mujeres nos marcaba como debíamos actuar para ser mujeres adecuadas, mujeres buenas. Como nos educan en el patriacardo. Siendo invisibles en pro a los otros. Ocultando de esta manera nuestra propía mismidad.
“De esta manera, ser mujeres adecuadas significa invisibilizar nuestros haceres y nuestra mismidad para exaltar a los otros en reverencia sacrificial, es decir, para magnificarlos como parte indivisible de nuestro ser y de nuestra existencia.”[1]
Esto era justamente lo contrarío lo que yo buscaba con el proyecto de acompany-arte dirigido a mujeres, con los talleres que he diseñado para empoderar a las mujeres.
Aquí dejo el enlace del taller
Resaltar la mujer en su esencia. Buscando su mismidad, la particularidad de quién es, resaltándola. Amándose primeramente a ella mismas, poniendo el foco de atención en ella. Averiguar qué necesita en su vida para sentirse llena.
Fomentando su autoestima y empoderamiento. Practicando la ética hacia una misma, explorando lo qué necesita, lo qué quiere, lo qué anhela, como primera demanda en sus vidas, ellas mismas. Qué precisan como mujeres, cómo parejas, cómo madres, cómo hijas para sentirse ellas mismas, sentirse fuertes, sentirse vivas. Qué herramientas internas poseen, qué habilidades tienen, qué les diferencia cómo mujeres únicas que son. Conociéndose, potenciando sus cualidades esenciales, abrazándolas. Habitando su cuerpo físico y sensorial.
Nos exhorta hacernos estás sencillas preguntas: quién soy, qué soy, qué quiero, qué deseo, qué anhelo, qué necesito, qué puedo, qué hago
Quien soy, qué quiero, qué anhelo, qué necesito
Como modernas, tenemos que asumir otro punto de partida. Para amar el primer interés tiene que estar situado en nosotras mismas, lo que exige dar respuestas a preguntas muy sencillas: quién soy, qué soy, qué quiero, qué deseo, qué anhelo, qué necesito, qué puedo, qué hago. Son preguntas que me guían en un recorrido para desarrollar la autoconciencia. Si no conozco quién soy, probablemente lo que esté haciendo al amar es cumplir mandatos amorosos.[2]
Preguntas que son sencillas, pero muy necesarias para reafirmarnos y querernos. Qué todas y todos nos tenemos qué hacer en algún momento de nuestras vidas, cuando nos perdemos, cuando nos abandonamos. Para justamente reencontrarnos con nosotras mismas y salir fortificadas.
Con el proyecto FemiMisma trabajaremos estás y otras muchas preguntas a través de las artes plásticas, buscando la mismidad de cada mujer.